sábado, 26 de enero de 2008

Pobreza en el Primer Mundo


Mi opinión: En un mundo en el que prima el hedonismo, el egoísmo, el bienestar personal... Pienso que la pobreza es un bien muy valioso que solo está al alcance de unos pocos afortunados. Realmente creo que la pobreza representa una filosofía que permite al hombre vivir sin ataduras materiales, lo cual le facilita la ascensión a lo “divino”.

Asimismo, no existe nada más enriquecedor que encontrar lo divino en lo más pequeño de la vida cotidiana: la familia, los amigos, el servicio al prójimo, la amistad...


De este modo, vivir en pobreza pasa de ser un mal o castigo para convertirse en un estilo de vida.


La pobreza en el Primer Mundo es la gran olvidada de nuestras ciudades y comunidades más cercanas ya que existe un problema añadido: la marginación y exclusión de estos colectivos en la sociedad. Todos pasamos de largo ante un mendigo o un hombre pasando la noche en un banco.


Es tarea de los ayuntamientos y gobiernos en general, impulsar medidas que acaben con la vergüenza que representa la pobreza dentro de este supuesto “mundo desarrollado”. No obstante, el altruismo nunca ha resultado rentable para los gobiernos capitalistas por lo que no gastarán más de lo necesario en ayudas y subvenciones. Por este motivo, la labor e iniciativa privada (ONGs, voluntariado, etc.) resulta imprescindible en la lucha contra la miseria y la precariedad.


A este respecto, la religión tiene mucho que decir; no hay más que empezar a leer el Antiguo Testamento para darse cuenta de la importancia que tiene la humildad y la pobreza (de espíritu) en la vida del ser humano en general, y del cristiano en particular. Como cristiano me he dado cuenta de la importancia que estos valores tienen en mi vida y de esta forma, trato de seguir los pasos de San Francisco de Asís adaptándolos a mis circunstancias personales, viviéndolos en comunidad. El franciscano vive en constante conversión con la hermana pobreza; se despoja de toda atadura material y pide fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta para sí mismo y sus semejantes.


Respecto al debate sobre las riquezas del Vaticano, pienso que es poseedor legítimo de sus tesoros y bienes pero también creo que tiene el deber moral y religioso de poner fin a tanta ostentación. No se puede concebir una religión cuyo principal ideal sea la humildad, la pobreza y el servicio al prójimo si su sede principal en la Tierra reúne grandes tesoros y riquezas los cuales explota para seguir enriqueciéndose. También es cierto que parte de esos fondos se destinan a la lucha contra las desigualdades, el hambre, las enfermedades, etc. Pero siempre quedará la duda: ¿se destina lo suficiente?


Este problema de imagen e hipocresía que transmite la Iglesia no le beneficia en estos tiempos tan complicados de secularización y materialismo.

Dicho esto, paso a exponer ciertas claves del problema, en el tono más objetivo posible:



1.- Cuarto Mundo: (Un término, dos concepciones)

Una de las mayores contradicciones de nuestra “sociedad del bienestar” es que el progresivo crecimiento económico que está experimentando no se ve reflejado en la extensión de la riqueza y el bienestar en todos los ámbitos sociales.

De esta forma, sectores cada vez más amplios de la población caen en la miseria, la marginación, la exclusión. Sólo en Europa, en la actualidad, existen más de cuarenta millones de excluidos sociales.

En general, los excluidos sociales, ese grupo de personas que conforman lo que hemos denominado el Cuarto Mundo, suelen tener vulnerados muchos de los derechos que como personas y ciudadanos les corresponden y deberían serles asegurados por parte de las administraciones públicas, derecho a la salud, al trabajo, a la vivienda y, en fin, a tener una vida digna.

También se habla de Cuarto Mundo para separar a los países en estado de marginalidad y precariedad absoluta de los países en desarrollo y los emergentes. Así, en ésta tesis el cuarto mundo también sería compuesto por países tales como Zambia, Costa de Marfil, Haití, Guinea, Sudan, Etiopía, etc.

En el Tercer Mundo, sin embargo, a pesar de que existe un alto grado de pobreza, se observa una lenta pero creciente mejoría de las variables socio-demográficas como consecuencia de una mayor inversión en la calidad de vida de la población.

2.- Colectivos afectados:

Inmigrantes sin recursos: Personas extranjeras procedentes, en general, de países no desarrollados, que buscan en los países de destino un lugar donde poder vivir mejor. La mayoría de estas personas tienen problemas para regularizar su situación administrativa, por lo que sufren todo tipo de dificultades en el acceso a los recursos sociales, sanitarios, laborales y de vivienda y la vulneración sistemática de sus derechos como personas. A esto hay que sumar un importante rechazo de la sociedad de acogida, que les discrimina y pone trabas a su integración.

Drogo-dependientes: Personas con un consumo problemático de drogas. Se trata de personas jóvenes a las que el consumo de drogas, les pone en grave riesgo para su salud y la de los que le rodean. Aunque existe una red pública de programas de tratamiento para este colectivo, muchas personas no pueden o no quieren abandonar el consumo de drogas, por lo que quedan fuera de los circuitos establecidos, quedando expuestas a una situación de marginalidad y de exclusión, que les dificulta el acceso a los servicios sociales, sanitarios, laborales y de vivienda. Las personas en esta situación deben ser objeto de otro tipo de programas, cuyo objetivo no es la abstinencia, como son los programas de reducción de daños, que procuran reducir los riesgos del consumo de drogas e iniciar una relación de confianza que permita, a medio-largo plazo, el abordaje de objetivos de mayor alcance.

Personas sin hogar: aquellas que carecen de residencia o domicilio estable y que se encuentran en una situación socio-familiar vulnerable, sin ingresos, ni trabajo y, en resumen, en situación de exclusión social. Estas personas pueden haberse establecido en una ciudad o moverse continuamente de una a otra.
Las condiciones en las que viven las personas sin hogar, sin duda concentran sobre ellas muchas de las lacras de marginación que se producen en nuestra sociedad. Son el conjunto de población más castigado no sólo por la falta de vivienda, sino también por el desempleo, la desestructuración familiar, el estigma público, el desarraigo social, la enfermedad, el deterioro de su propia identidad y la falta de acceso a los servicios.

3.- Realidad en cifras:

En la Comunidad de Madrid más de 530.000 personas viven en la pobreza, lo que representa un poco más del 6% de la población de la Comunidad. Aunque es una proporción sensiblemente menor que en el resto del territorio, la pobreza en esta comunidad tiene una incidencia mayor en lo económico ya que los problemas asociados a la pobreza son mayores: paro, infraviviendas, desnutrición, enfermedades, etc..

En España hay más de 8 millones de personas (aproximadamente 2.150.000 hogares) que viven en la pobreza. Representa a más del 20% de la población.

La pobreza severa (menos del 25% del Rdn) afecta a más de 1.700.000 personas, aproximadamente unos 300.000 hogares españoles.

Dentro de ese grupo, los que padecen una pobreza extrema (menos del 15% de la Rdn) son más de 500.000 personas.

Europa: en España hay más del 20% de la población que vive en la pobreza. La media de la UE. se sitúa en el 15%. Sólo Grecia y Portugal tienen una tasa superior a la nuestra.

EE.UU.: Hoy día, 37 millones de personas viven debajo de la línea de la pobreza en este país. Esto supone el 12.6% de la población total o uno de cada ocho estadounidenses.

Uno de cada seis niños y una de cada 10 familias en los EE.UU vive en la pobreza. Esto supone 12.9 millones de niños (17.6%) y 7.7 millones de familias (9.9%).

El gobierno califica como pobre a todo aquel individuo sin familia con una renta mensual inferior a 841,08$.

El 20% de la población mundial, posee el 80% de los recursos del planeta.

4.- Intervenciones necesarias:

Por parte de las instituciones:

Si se atiende a las necesidades de los 'habitantes' del Cuarto Mundo, las intervenciones con estos grupos están claras. Es necesario resolver cuestiones de tipo sanitario y social, además de fomentar su integración.

Atención sanitaria. Con frecuencia, las personas que se mueven en ambientes marginales no tienen acceso al sistema público de sanidad. A veces, se trata de personas mayores con los achaques típicos de la edad o trastornos psicológicos motivados por la dureza de la vida en la calle. Otras son personas drogodependientes con VIH y enfermedades de transmisión sexual, debido a la falta de precauciones. La medida más habitual es el uso de unidades móviles, ya que permiten acercarse a estos grupos sin provocar el rechazo que les causa acudir a un hospital por su cuenta.

Atención social. Los trámites burocráticos son una de las principales preocupaciones de quienes quieren superar la marginalidad. En el caso de los inmigrantes, desean regularizar su situación, pero la mayoría desconoce cómo hacerlo. Hay que orientarles en este aspecto y explicar, en general, cómo obtener la tarjeta sanitaria, dónde acudir para recibir ayudas sociales o qué programas de desintoxicación de drogas existen.

Atención económica. Es fundamental que los gobiernos se encarguen de redistribuir la riqueza mediante ayudas, pensiones, subvenciones y otras medidas que contribuyan a la mejora de la calidad de vida del colectivo afectado: construcción de albergues, comedores, roperos, etc.

Fomentar la integración. Mediante el cumplimiento de las anteriores atenciones se favorecerá la integración del colectivo en la sociedad. El primer paso para conseguir este objetivo es garantizar el acceso de todas las personas a los derechos fundamentales. Hay que desarrollar programas que les permitan la integración social, regularizar su situación administrativa o superar los problemas con las drogas y el alcohol, pero también son necesarios programas de sensibilización para que toda la sociedad se implique en este objetivo.

Por parte del individuo:

En la actualidad hay una amplia oferta de posibilidades en cuanto a la ayuda social se refiere:

ONG: entidad de carácter privado, con fines y objetivos definidos por sus integrantes, creada independientemente de los gobiernos locales, regionales y nacionales, así como también de los organismos internacionales. Jurídicamente adopta diferentes estatus, tales como asociación, fundación, corporación y cooperativa, entre otras formas. Al conjunto del sector que integran las ONG se le denomina de diferentes formas, tales como sector voluntario, sector no lucrativo, sector solidario, economía social y tercer sector social, entre otras.

Terapia ocupacional: “disciplina socio sanitaria que evalúa la capacidad de la persona para desempeñar las actividades de la vida cotidiana e interviene cuando dicha capacidad está en riesgo o dañada por cualquier causa. El terapeuta ocupacional utiliza la actividad con propósito y el entorno para ayudar a la persona a adquirir el conocimiento, las destrezas y actitudes necesarias para desarrollar las tareas cotidianas requeridas y conseguir el máximo de autonomía e integración”.

Otros: comedores sociales, iglesias, roperos, cárceles, residencias, hospitales centros educativos...

5.- Voluntarios:

Aquellas personas que sin ánimo de lucro ponen al servicio de una comunidad su capacidad laboral, intelectual, económica, etc. Con la única compensación de sentirse mejor consigo mismo y con los demás.

Contar el número de voluntarios de España y de cualquier otro país resulta complicado por la propia filosofía del movimiento. No obstante, el último estudio del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales cifra en 1.073.636 voluntarios la cantidad de personas dedicada a esta labor en España, cifra que se completaría con 284.000 personas que trabajan en ONG de forma asalariada.

Las razones que impulsan a ser voluntario son muy diversas; destacan los motivos ideológicos y religiosos aunque también se busca encontrar el equilibrio entre ser-tener que aporta la entrega al prójimo y la empatía.


6.- Pobreza Evangélica:

“Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios” (Lc 6, 20)

“Bienaventurados los pobres de espíritu” (Mt 5, 3)

“¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el reino de Dios! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios” (Lc 18, 24-25; cf. par.)

“Cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres” (Mc 10, 2 l)

“Cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío” (1,c 14, 33)

“Anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme” (Mc 10, 21).



7.- Debate: riquezas de la Iglesia

Bien es sabido por todos la multitud de iniciativas de carácter social que la Iglesia lleva a cabo: ONGs, Misiones en países del Tercer Mundo, orfanatos, albergues, refugios, voluntariado, etc.

No obstante, la riqueza de la Iglesia de Roma siempre es objeto de crítica. ¿Es moral que el centro de la Iglesia Católica posea y muestre todos esos bienes valorados en cifras multimillonarias? Encontramos dos visiones muy distintas:

Los bienes del Vaticano son Patrimonio de la Humanidad y como tal, deben permanecer a la vista de la sociedad. Los cristianos desean reflejar en la construcción el amor y respeto debido a Dios. El Papa es solo administrador de la Iglesia, no posee riquezas personales.

El Vaticano es un Estado donde gobierna la curia eclesiástica y por lo tanto como cualquier estado tiene riqueza ¿de donde sale esa riqueza? de impuestos, donaciones, de las inversiones en bolsa, de las inversiones en medios de comunicación, del turismo y de la explotación de sus museos, entre otros. La opulencia del Vaticano solo perjudica los valores tradicionales de humildad y pobreza que Jesús tanto predicó a sus fieles. ¿No se podrían utilizar esos bienes para generar riqueza en los países más necesitados salvando así miles de vidas? El poder ha generado ambición y ostentación entre los dirigentes de la Iglesia.




DANIEL FERNÁNDEZ PUERTA

Enero 2008





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