jueves, 13 de marzo de 2008

Desde Honduras

Noticias desde Copán (Honduras)

Queridos hermanos,

Se cumple nuestro primer mes en tierras hondureñas y es hora de escribir a nuestros hermanos de Jufra todas las impresiones causadas hasta el momento.

Llegamos a Tegucigalpa, que es la capital de Honduras, una enorme ciudad sin ningún tipo de orden. Se ve una ciudad muy vieja, quizás porque aquí las cosas, duran mucho más, o se hace que duren mucho más.

La gente no se compra cosas nuevas todos los días, sino que la triste economía del país hace que todo se aproveche al máximo posible o quizás también porque los países del primer mundo “ofrecen” todo aquello que no les sirve a los países menos desarrollados. Los autobuses por ejemplo son los antiguos autobuses escolares americanos, esos tan típicos amarillos que se ven en la serie de los simpson. Pues bien, cuando allá no sirven se envían para acá, y no veas aquí como se les da uso, claro, no hay otra cosa.

También, las antiguas maquinas de escribir que en España ya nadie quiere, aquí se siguen aprovechando como si fueran de primerísima mano.

Todo esto nos hace reflexionar un poquito: primero, qué es lo que estamos donando o vendiendo a los países en vías de desarrollo y segundo, el consumismo que tenemos en nuestros países donde nos desprendemos enseguida de cosas que aún sirven para comprarnos cosas nuevas.

Una vez en Tegucigalpa nos dirigimos a la colonia “Monterrey” que es donde se encuentra la sede de ACOES. En la “Monterrey” están actualmente cuatro sacerdotes (Patricio, Antonio, Ramón y Francisco) todos ellos misioneros españoles, que están intentando apoyar en la cantidad de necesidades con las que aquí te encuentras. También nos encontramos con muchos voluntarios españoles, que llegan para colaborar y para dedicar algo de su tiempo a darse. Pero la realidad es que los voluntarios españoles más que dar, reciben, pues cuando uno regresa a España, regresa con muchas lecciones aprendidas: Saber valorar lo que uno tiene, Darse cuenta de que no todo gira en torno al mundo que ya conocernos, lecciones de solidaridad, de injusticia, de trabajo y especialmente de amor por los mas pobres… porque la pobreza cuando estás en contacto con ella se ve de manera muy distinta a cuando la vemos en la tele.

A la “Monterrey” acuden cada día de 7 a 12 de la mañana mas de 80 jóvenes voluntarios hondureños que colaboran para que las ayudas que llegan desde España se repartan justamente entre los mas pobres. A estos jóvenes se les dan clases constantemente para que complementen el bajísimo nivel de la educación pública. Ellos agradecen cualquier oportunidad que se les dé para aprender.

En fin, que allí llegamos Mariona y yo, a la Monterrey. Sólo se veía a jóvenes entrando y saliendo, haciendo fotocopias, ocupando los ordenadores para hacer informes, trabajos, buscar padrinos, preparando mochilas y el material escolar para entregar a los niño becados, … se podía ver en la puerta también una larga cola de madres con niños esperando; pudimos contar mas de 200 personas, pues bien estaban esperando a que les tocase el turno para recibir la mochila con los zapatos, uniformes, libros, cuadernos, bolígrafos que los niños usarían para empezar bien el colegio.

Estuvimos unos días en Tegucigalpa antes de marchar hacia Copan, que es donde ahora nos encontramos. Los días en Tegucigalpa nos sirvieron para hacer papeleos en la embajada, tramitar algún papel de los chicos y poder compartir un poco de nuestro tiempo con los voluntarios Españoles.

Allí se encontraba Cesar, o “Cesitar” como algunos le llamamos, que muchos ya conocéis porque colaboraba con la iglesia de los Franciscanos en Barcelona y porque también asistió a la pascua de Jufra en Zaragoza.

Nos gustó mucho verle y compartir un poco como había sido su experiencia durante estos meses. Está haciendo muy buen trabajo con todos los niños y jóvenes que llegan a la Monterrey. Aunque os contaré que también le ha caído un muerto encima, y con mis disculpas hacia el difunto, esto lo digo porque al pobre le tocó hacer unas curas durante unos días a un pobre hombre que tenía un cáncer de piel y al que nadie ayudaba, Cesar le estuvo curando durante unos días, pero ya no se podía hacer nada, y falleció como un mes después.

A Cesar le tocó buscar a unas voluntarias enfermeras españolas, para que inyectaran formol al cuerpo del difunto, y luego con un martillito clavar bien la caja del mismo, cargar con ella junto con otros voluntarios y trasladar en un coche viejo propiedad de ACOES al difunto hasta su pueblo (unos 100 km). Imaginaros las aventuras que se pueden vivir aquí. (Que te digan en España que tienes que cerrar la caja de un difunto, cogerle en brazos y montarle en tu coche para llevarle a casa)

Aquí se critica mucho el programa de Supervivientes de la tele, como sabéis se graba en unas islas paradisíacas de Honduras. Pues bien, si realmente quieren ver supervivientes que se acerquen a la capital y allí podrán grabar miles de protagonistas que diariamente sí que intentan sobrevivir, pero sobrevivir de veras, no como los de la tele.

Y después de unos días en Tegucigalpa por fin salimos dirección a Copán Ruinas, junto con el Padre Antonio que nos acompañó. Al llegar a la casa los chicos nos contagiaron una alegría bien grande, nos estaban esperando ya desde hacía semanas. Nos habían preparado una buena Bienvenida con carteles y todo!! Ah! y la cena preparada. La primera impresión que tuvimos de ellos, es la que seguimos teniendo.

Todos ellos son jóvenes de comunidades rurales perdidas entre las montañas. Sus familias son muy pobres, imaginaros que en muchas de sus aldeas no tienen ni luz ni agua corriente, y en la casa se les da la oportunidad de crecer, de formarse y de educarse como personas que luego lucharán para que en sus comunidades se pueda vivir mejor.

Y aquí están ellos, luchando contra un mundo que no comprenden, aplicándose en los estudios. Todos ellos han perdido años porque se han tenido que poner a trabajar para sobrevivir o porque sus comunidades estaban demasiado retiradas del centro escolar mas próximo.

En la casa el despertador suena a las 05:30 de la mañana, rezamos un poquito y luego vamos a desayunar. Después del desayuno entre todos hacemos las tareas de la casa, unos limpian, otros hacen la comida, otros cultivan el huerto, otros cuidan el jardín, etc., Luego llega la hora de la colaboración en la que cada joven participa de algún proyecto de ayuda a niños, ancianos, maestro en casa o distintos proyectos que ya empiezan a llevar en las comunidades.

Y después de las 2 horas de colaboración llegan las clases, dos horas todos los días con Mariona y conmigo: Ingles, Matemáticas, Lectoescritura, y mecanografía por el momento. Después de las clases comemos todos juntos la “riquísima” comida que los chicos encargados han cocinado para todos, y por la tarde ya se marchan a clase.

Cuando llegan de clase tiene sus tareas que no creáis son pocas y cuando acaban las clases cenamos, luego un ratito de oración y a seguir estudiando hasta caer rendidos e irse a la cama.

Como veis el día da para muchas cosas, quizás porque intentamos perderlo el menos tiempo posible.

Mariona y yo intentamos darles toda la formación que podemos. También vienen dos chicos todas las mañanas porque no han podido matricularse en el colegio, ya no había plazas en la escuela pública, son de una comunidad y les estamos apoyando con el proyecto de maestro en casa, si no fuera así, estos chicos quizás dejarían de estudiar y se dedicarían a trabajar.

Vemos como por unas causas u otras los mas pobres se siguen quedando sin estudiar, en las comunidades los niños dejan de ir a las escuelas por necesidad y enseguida se ponen a trabajar, aunque el trabajo que hacen jamás les sacará de esa pobreza, y nuevamente será la pescadilla que se muerde la cola.

Estas tres hermanitas se acercaron a la casa a vender la comida que su madre preparaba por la noche, ¿y cuando estudian?, me pregunto yo.

Y por el momento esto os contamos, que estamos viviendo una etapa de pareja muy bonita, y nos sentimos muy felices porque los chicos son muy agradecidos, porqué vemos como a diferencia de muchos jóvenes, estos chicos se mueren de ganas por descubrir, por conocer y aprender. Valoran cada oportunidad que se les da como un regalo enorme y no tienen tiempo de estar aburridos, eso no ocurre.

No tienen playstation pero son superfelices cuando han visto que su plantación de maíz ya ha dado su fruto, y será esta la última reflexión….

Quizás esforzarse por las cosas, sea un poco costoso pero la felicidad una vez conseguidos los objetivos es enooooooorme.

Con Cariño,

Miguel y Mariona

Copán Ruinas, 10 de Marzo 2008


1 comentario:

gonZaLo. dijo...

Pz&bN_

¡¡que alegría saber de vosotros!! una maravilla todo lo que contáis. Espero que todos os siga yendo igual de bien, en España en la Semana Santa se os echará de menos pero sabiendo todo el bien que estáis haciendo no nos importa. Muchos besos para los dos y recuerdos para Cesitar, si le volvéis a ver.

Feliz Pascua de Resurección.
gonZaLo.